Muchas personas de cierta edad, cuando ven que se hacen mayores y que comienzan a tener algunas dificultades para vivir con una total independencia, se plantean el hecho de irse a vivir a unos pisos tutelados a una residencia como los de Erit en Barcelona. Pero siempre con jardín.
Las razones pueden ser de lo más variadas. Algunos mayores no quieren suponer un estorbo o un impedimento para la vida de sus hijos o familiares, ya que consideran que estar a su cuidado puede entorpecerles o dejarlos sin hacer algún plan por estar con ellos. Otros, sin embargo, no tienen relación con su familia o simplemente se encuentran solos y prefieren trasladarse a un centro de este tipo o a una vivienda tutelada en la que se encuentren con otras personas de su edad con las que entablar amistad y pasar el resto de la jornada juntos. Ya se sabe, además, que en España son muchas las personas mayores que se encuentran viviendo solas, una soledad que se hace muy dura para quien la sufre si esta no ha sido escogida, sino impuesta por las circunstancias.
Pero elijamos la modalidad que elijamos para irnos a vivir fuera de nuestras casas, siempre es importante contar con el elemento del jardín en nuestro ámbito residencial. Un jardín es capaz de aportar a nuestra vida muchos aspectos que a lo mejor a simple vista no identificamos. El hecho de tener un espacio verde alrededor de nuestro hogar al que poder acudir con facilidad incluso si tenemos problemas de movilidad nos hará sentir mejor, ya que el encerrarse entre cuatro paredes no conviene ni a la mente ni al cuerpo.
La luz, el sol concretamente, nos viene muy bien a las personas para recargar las pilas. La vitamina D, también conocida como la antirraquítica y la del sol, es fundamental para nuestro desarrollo. El 90 por ciento de esta vitamina la generamos los humanos a través de un proceso tan simple como es tomar el sol. El otro 10 por ciento procede, generalmente, de una adecuada alimentación con productos que la contengan. Esta vitamina es clave para permitir la absorción intestinal de calcio y fósforo en sus formas solubles. Estos dos compuestos son esenciales en especial para los niños pequeños y las personas mayores. Los primeros porque están creciendo y su estructura ósea reclama continuamente más calcio, y en menor medida fósforo, para aumentar su tamaño. Por otro lado, a partir de los cincuenta años la estructura ósea de los humanos aumenta el riesgo de perder volumen, tendiendo a producirse episodios de osteoporosis por descalcificación. Este problema se da especialmente en mujeres que han entrado en la menopausia, pero también puede presentarse en hombres mayores y embarazadas. La osteoporosis dispara el riesgo de roturas óseas, que a mayores edades pueden ser fatales.
Asimismo, la luz del sol influye también en nuestro estado de ánimo. No es lo mismo salir a la calle un día en el que hace bueno que en uno en el que está lloviendo y nos sentimos más tristones o melancólicos, incluso con algo menos de energía. Además, el tener un jardín cerca también nos facilita el hecho de poder contar con una mascota, como puede ser un perro, que tiene muchos beneficios también en la salud de las personas, ya se trata de una obligación que nos hace caminar y salir a la calle a, de alguna manera, practicar ejercicio.
Las residencias y centros de Erit
Como os decíamos al principio, os recomendamos las residencias y los pisos tutelados de la empresa Erit, en Barcelona, ya que se encuentran a medio camino entre la ciudad y las afueras, con espacio para tener jardín, algo muy deseable. Además, se trata de residencias y apartamentos muy confortables, con profesionales pendientes de los mayores en todo momento y a la vez con una gran libertad para los mismos para desarrollarse como personas y seguir relacionándose. Están perfectamente equipados, con todas las comodidades y a la vez con un gran mantenimiento, donde no echaremos nada de menos ningún elemento de nuestro hogar.