Fotografía de Jardín

Todo está inventado. Da igual el tipo de negocios que pienses porque te puedo asegurar que habrá alguien al que se le habrá ocurrido antes que a ti, lo bueno es que cuánto más original seas y más diferencias marques con la competencia, más posibilidades tendrás de crearte tu propia clientela, por eso me resulta tan extraordinario el negocio que descubrí hace poco y que me tiene enamorada. Se llama Fotografía de Jardín y probablemente no acertaríais de que se trata exactamente por muchas vueltas que le deis.

La historia

Ana, una señora de 51 años que llevaba toda su vida como ama de casa, se divorció hace 6 quedándose con la vivienda familiar y el cuidado de los niños del matrimonio pero, como cualquier ama de casa, buscar empleo a los 45 años era arduo complicado. Trabajó durante unos meses en negocios hosteleros pero ni el sueldo ni el tipo de trabajo merecían la pena así que pensó que podría montar ella misma un negocio donde fuera su propia jefa y donde pudiera trabajar sabiendo que lo que consiguiera sería para sí misma y sus hijos.

Le dio varias vueltas a todos, sobre todo a sus hobbies: la jardinería y la fotografía, pero no sabía cómo aunar ambos conceptos ni qué tipo de negocio levantar con una pequeña seguridad de éxito hasta que su hermana le pidió que le hiciera a su sobrino las típicas fotografías de comunión en su jardín.

Ana vivía en un pequeño chalet a las afueras de una gran urbe que contaba con un jardín en el que llevaba trabajando toda su vida, simplemente porque le gustaba. Contaba con grandes rosales, caminos que ella misma hizo hace años con piedrecitas pequeñas, enredaderas y setos formando arcos, y pequeños rincones preciosos que le había costado muchos años conseguir y, por otro lado, su afición de juventud, la fotografía, le había dado grandes alegrías en su momento, incluyendo algún que otro premio allá en sus años mozos. Por eso, la petición de su hermana le dio la idea perfecta: levantar un estudio de fotografía en el que su jardín fuera el escenario perfecto.

Al principio empezó a trabajar como freelance para amigos, conocidos de sus amigos y conocidos de esos conocidos pero luego acabó poniendo anuncios, dándose de alta como autónoma y poniendo un gran cartel promocional en la entrada de la vivienda “Fotografía de Jardín”.

Actualmente toda la primera planta del chalé forma parte del estudio de fotografía. Ha reformado el salón dividiendo la estancia en dos diferentes, una para guardar su equipo (que cada vez es mayor) y otra a modo de vestuario con ropa para niños y adultos que le ha ido comprando a proveedores como HHG y Grupo Reprepol. Realiza reportajes familiares, de embarazadas, de bebés, de niños, de comuniones e incluso algún que otro reportaje pre-boda, todos en su jardín, y os puedo asegurar que son maravillosos.

Obviamente ha reciclado sus conocimientos sobre fotografía con nuevos cursos digitales dedica varias horas semanales al cuidado del jardín pero le ha merecido la pena todo el esfuerzo.

Ella y los niños viven prácticamente en la segunda planta de la vivienda, aunque la cocina la siguen teniendo en la planta inferior, y si la cosa sigue igual de bien que hasta ahora lo que pretende hacer es mudarse con los niños a otra casa y dejar esa completa como estudio haciendo de los dormitorios diferentes escenarios de interior para dar más abanico de posibilidades a sus clientes.

Creo que es una de las ideas más originales y maravillosas que he visto últimamente y espero, sinceramente, que siga teniendo el éxito que hasta ahora ha tenido gracias a su esfuerzo y a las ganas que ha puesto en este proyecto.

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