Muchos de nosotros somos habitantes de ciudades, ya sean estas más grandes o más pequeñas, pero urbes, en definitiva. Esto se debe a que en las últimas décadas hemos vivido un gran éxodo rural que ha vaciado gran parte de nuestros pueblos y los habitantes que en ellos había se han ido para las ciudades. Esto es así puesto que en las grandes urbes es mucho más fácil encontrar empleo, así como también se debe a la necesidad de los más jóvenes de seguir estudiando para formarse en lo que siempre han querido ser y que, por desgracia, en sus poblaciones no lo tienen a su disposición. Estos cambios en el modo de vida no solo afectan a los más jóvenes o a aquellas personas que están en edad de trabajar y no trabajan en el campo, sino que también afecta a los más mayores puesto que poco a poco van viendo como se van quedando solos en sus pueblos natales y, cuando ya precisan algo de ayuda para poder desenvolverse, estos también optan por irse a las casas de sus hijos o nietos o por instalarse en alguna de las residencias para mayores que tenemos en todo el país.
Así, como os decimos, cada vez somos más los que vivimos en la ciudad y cada vez somos más los que realmente no conocemos de primera mano las bondades del campo. Esto es así puesto que los más jóvenes ya hemos nacido en la ciudad por lo que no sabemos como es el día a día en el campo, así como tampoco conocemos como se trabaja en estos lugares. Del mismo modo no somos conscientes de como es la vida entre huertos y tierras productivas, así como también somos ajenos a lo esclava que es la vida en el campo, donde no se entiende de festivos ni de vacaciones, dado que al ganado hay que alimentarlo cada día, así como prepararle las camas de paja y prestar atención a todo aquello que la requiere.
Sin embargo, por suerte, a bastantes jóvenes les sigue apasionando este mundo y se van al campo a disfrutar de él y aun que muchos de ellos ya heredan explotaciones, otros tantos se dedican a emprender y empezar de cero su propia aventura rural. No obstante, de un tiempo para esta parte son cada vez más las personas que intentan diversificar el negocio para tratar de atraer diferentes fuentes de ingreso que les permitan subsistir y generar algunos ahorros. Este es el caso del turismo rural es uno de los negocios que más están creciendo en los últimos tiempos, dado que ofrece a sus dueños la posibilidad de rehabilitar viviendas del rural para convertirlas en establecimientos hoteleros y con ello sacar un buen pellizco al mes. Y es que cada vez son más los turistas que buscan en este tipo de turismo la paz que necesitan después de un largo año de trabajo. Esto es así ya que, en la inmensa mayoría de las ocasiones, quien opta por el turismo rural lo hace para desconectar, olvidarse del móvil y rendirse a las bondades que ofrece el campo, sin importar la hora que es, donde esté o si hay cobertura o no.
Por este motivo, el turismo rural es uno de los activos económicos que más están creciendo en el rural de nuestro país e incluso dentro de este modelo de negocio podemos encontrar varios diferenciados, dado que algunos de ellos son incluso inmersivos y sus dueños recurren a decorados especiales, e incluso a trajes para encarnar a diferentes personajes dentro de la vivienda y dsfrutar así de una aventura medieval, o fantástica. Según La casa de los disfraces, cuentan con varios clientes fijos (empresarios de casas rurales) que compran cada año diferentes atuendos para que sus inquilinos puedan ataviarse con las mejores galas y se encuentren con una verdadera experiencia rural, pero no solo eso, sino que los propios huéspedes, en muchos casos, también optan por meterse en el papel de campesinos o trabajadores de las tierras rurales para poder vivir una experiencia completa que les haga olvidarse, al menos por unos días, de las impersonales ciudades en las que vivimos.
Galicia, la cuna del turismo rural
Si hay una comunidad que lleva apostando bastantes años por el turismo rural es la de Galicia y es que aquí es donde podemos encontrar un mayor número de establecimientos dedicados a este tipo de turismo. En cualquiera de sus cuatro provincias, A Coruña, Lugo, Ourense y Pontevedra, encontramos decenas de establecimientos que, cada uno de ellos con sus bondades y particularidades, ofrecen a los clientes una experiencia única que nos encandilará. Además, podemos escoger entre lugares de interior, costa, zonas de viñedos, lugares con montañas frondosas o más cerca de las urbes, lo que más nos apetezca en el momento de hacer la reserva.