La poda de los rosales hay que realizarla una vez al año, y preferiblemente, con la llegada de la primavera, cuando las heladas del invierno ya han cesado. También es recomendable realizar otra poda antes de la entrada del invierno. Podar un rosal es fundamental para que las rosas crezcan fuertes y sanas.
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Para empezar a podar un rosal empezaremos por eliminar las ramas que no estén sanas o que no produzcan rosas, las flores marchitas, y todo aquello que pueda limitar el crecimiento de las nuevas rosas.Si se trata de una rama fuerte deberá empezarse la poda por encima de la quinta yema, pero si se trata de una rama débil, no se debe comenzar a podar por encima de la tercera, con una o dos será suficiente. Debemos realizar el corte a partir de una yema que crezca hacia afuera. Al finalizar, debemos agregar compost. De esta forma las rosas empezarán a brotar al finalizar el invierno.
Recuerda que un rosal requiere muchos cuidados, pero el esfuerzo se verá recompensado cuando broten estas magníficas flores. La poda realizada una o dos veces al año permitirá al rosal crecer fuerte y sano. Entre los beneficios que se pueden obtener al podar las plantas tenemos los siguientes:
- Aumenta su vitalidad
- Favorece su crecimiento
- Fortalece la planta
¿Aún no tienes un rosal?, ¿A qué estás esperando?
A continuación veremos lo sencillo que resulta plantar un rosal y cuidarlo en condiciones para que luzca siempre florido, además de sano.
Existe una gran variedad de rosales, por eso se ha de tener en cuenta, tanto la belleza de los mismos, como su fortaleza y resistencia. La zona elegida debe ser aquella que provea a la planta de la luz y la ventilación adecuada.
En primer lugar cavaremos un hoyo de un tamaño mayor de la maceta, a fin de colocar ésta cómodamente. Las raíces no deben estar demasiado apretadas, sino todo lo contrario, debemos dejar tierra sin apretar alrededor de las mismas.
Durante la primavera se pueden emplear plantas tapizantes para evitar el crecimiento de malas hierbas que puedan impedir que a la planta le llegue la cantidad de agua necesaria para su crecimiento.
En verano debemos abonar los rosales para asegurarnos un crecimiento óptimo y en condiciones de los mismos.
Con la llegada del otoño añadiremos el compost, además de eliminar las malas hierbas.
Cuando el invierno se acerca debemos hacernos con productos cicatrizantes para curar las heridas de los rosales.
La planta puede verse afectada por hongos o plagas de ácaros o pulgón, a pesar de nuestro empeño por cuidarla. Si se identifican y se tratan rápidamente, este problema tiene fácil solución, de lo contrario, la planta podría llegar a morir.
La regularidad en los cuidados dependerá del tipo de rosal, entre los que destacan:
- Rosal trepador
- Rosal arbustivo
- Rosal híbrido de té
- Rosal floribundas
- Rosal polyanthas
El cuidado de un rosal exige dedicación desde el principio, pero en función del tipo del rosal, se harán necesarios unos cuidados específicos, por eso es recomendable escoger los más fuertes y resistentes a enfermedades y no atender únicamente a la función estética de esta bella planta.