Existe un buen elenco de elementos decorativos que podemos usar para nuestro hogar. Lo primero en lo que solemos pensar cuando hablamos de ello es en diversos tipos de jarrones, objetos realizados con cerámica, rodapiés, muebles e incluso la pintura con la que cubrimos las paredes de nuestra vivienda. Estas son cuestiones que todo el mundo sabe y que hacen que por tanto prácticamente no falte nada de eso en ninguna casa.
Sin embargo, existen otros muchos elementos decorativos para nuestra vivienda. Uno de ellos, en el que seguro que muchos de vosotros estáis pensando, son las plantas. Plantas de todo tipo, tanto para decorar nuestro jardín o patio o plantas de interior. Hay un vasto repertorio de plantas que permite encontrar la adecuada según el estilo de la vivienda en la que residamos.
Mi madre ha sido, desde muy pequeña, fanática de las plantas. Desde mi infancia recuerdo que en mi casa siempre las hemos tenido de todo tipo. Poseerlas requiere de un gran esfuerzo por cuidarlas, y esto no se trata únicamente de regar y podarlas cuando proceda. Significa también el mantenerlas en una temperatura adecuada según sus necesidades. Si no cumplimos esta regla básica, probablemente no nos durarán mucho.
Este año, mi madre ha traído dos plantas que hasta ahora nosotros no habíamos tenido: un singonio y unos potos. Al parecer, se trata de plantas para las que la temperatura no puede ser demasiado alta ni demasiado baja, porque no soportan los climas extremos. Desgraciadamente, nosotros vivimos en un pueblo del interior de la provincia de Toledo, donde los inviernos son muy crudos y fríos y donde los veranos resultan insoportables, con temperaturas que a menudo superan los cuarenta grados de temperatura.
El problema real es que nuestra caldera estaba estropeada el pasado verano, y necesitábamos una nueva para mantener la casa a una temperatura templada de cara a los meses de invierno. Esto sería imprescindible para que pudiésemos hacer vida en la vivienda y para mantener a salvo a este nuevo tipo de plantas con las que se había hecho mi madre.
Empezamos a informarnos por Internet acerca de empresas que pudiesen suministrarnos una nueva caldera. Queríamos algo que no resultara demasiado caro, que fuera fiable y también respetuoso con el medio ambiente. Con estos parámetros iniciamos nuestra búsqueda, y pronto dimos con algo que pensábamos que podía encajar en nuestras pretensiones.
Se trataba de una página web llamada www.eco-cima.es, dedicada a la venta de calderas, calentadores o a la instalación de aparatos de aire acondicionado. Observamos los productos que ofrecían y los precios que tenían y nos convencieron bastante sus condiciones porque ese precio del que hablo no era para nada alto. Elegimos una de las calderas que ofrecían y la tuvimos en casa al día siguiente.
Nuestra casa se convirtió de nuevo en un lugar habitable
Con la nueva caldera no hemos tenido absolutamente ningún problema. Funciona a la perfección y hace que en la casa haya una atmósfera templada y que el frío del invierno no nos pasara factura. Ni a nosotros ni, por supuesto, a las plantas que mi madre había comprado. Lo cierto es que el invierno se desarrolló sin problemas tampoco para ellas, que permanecen vivas a la espera de la batalla contra otro duro invierno que poco a poco se aproxima.