Este 2019 no podría empezar de mejor manera que con un tiempo que acompaña las actividades en el exterior. Y es que el sol y las temperaturas agradables nos han acompañado durante gran parte del otoño y del invierno, de manera que en las ciudades de costa y algunas de interior pareciese que estuviésemos en primavera en lugar de en otoño e invierno correspondientemente.
Para aquellos aficionados a las flores y las plantas, el verano es una época muy agradable, ya que es el momento idóneo para que las plantas que fueron plantadas en primavera florezcan e incluso den sus frutos. La luz es el estímulo perfecto para las plantas, pero como todo en la vida hay que tener cuidado con la intensidad de la misma.
La sociedad de hoy en día ha puesto mucha atención a la decoración de las casas. Aunque lo cierto es que no es nada nuevo, si recordamos épocas pasadas, como la de los egipcios, vemos como la decoración de las estancias siempre ha sido importante hasta el punto de inspirar estilos nuevos inspirados en estas corrientes históricas. Los romanos utilizaban plantas para decorar las estancias, y que no era fácil llevar productos frescos a las villas de los terratenientes, por eso era un signo distintivo para la alta sociedad tener flores frescas en las estancias. Ahora es mucho más fácil comprar flores frescas, y solo tenemos que bajar a la floristería más cercan para comprar alguna flor para alegrar las estancias.
Siempre he sentido una gran devoción por los parques, me encanta visitar parques nuevos para ver la decoración del mismo, como está distribuido, los materiales con los que están construidos, y por qué no reconocerlo, los parques infantiles. Me encanta ver nuevos modelos de toboganes, columpios y paredes para escalar. Por eso cuando tuve hijos, siempre que podía me escapaba pronto del trabajo para poder llevar a mi hijo al parque, para ver como jugaba. Una de las cosas que me llamó mucho la atención es que los demás niños del parque se quitaban los zapatos para subir a los toboganes y demás juegos infantiles. Pero mi niño no se los quitaba, y no es porque el parque estuviera sucio, sino porque él no disfrutaba andando descalzo.
