Con el paso de los años siempre vamos perdiendo fuerza y vitalidad y es que esto es ley de vida. Cuando somos jóvenes rebosamos dinamismo, sin embargo, a medida que pasan los años esta actitud va decayendo. Por suerte, algunas personas consiguen mantener su vitalidad hasta el final de sus días, sin embargo, lo cierto es que por desgracia para nosotros esta gente se puede sentir afortunada, ya que realmente son los menos.